Apadrinar es felicidad
Cuando apadrinas a un niño, no sólo estás realizando un gesto de solidaridad. Estás creando un vínculo, un lazo de humanidad que te conecta con otra persona de una manera muy especial.
Con el apadrinamiento, tiendes la mano a alguien que te necesita, alguien vulnerable e inocente que no ha tenido la oportunidad de vivir su infancia como debería y que se ha visto obligado a afrontar la pobreza, la carencia de recursos, la inseguridad, la violencia o la catástrofe.