La Alegría de volver a Empezar
Autor: Mundo Negro
Fecha: 30/06/2008
El 4 de diciembre de 2000 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaba la resolución 55/76, en la que decidía que, a partir del año 2001, el día 20 de junio se celebraría el Día Mundial de los Refugiados. No fue una fecha escogida al azar. El 20 de junio era ya el Día del Refugiado Africano y...
...el año 2001 se cumplía el cincuentenario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, nacida en 1951 para dar respuesta a los problemas de muchos refugiados que todavía estaban dispersos por Europa a causa de la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, unos tres millones de refugiados (cerca de un tercio de los que hay en el mundo) se encuentran en África, donde viven también trece millones de desplazados internos, la mitad del total mundial. Los continuos e interminables conflictos que siguen activos en el continente obligan a millones de personas a dejar sus casas, sus tierras, sus raíces y su entorno para buscar refugio en otro lugar. Ello sin contar los miles de personas que puntualmente abandonan sus hogares a causa de la violencia, como fue el caso de Kenia tras las elecciones del pasado mes de diciembre; o los miles de personas que huyeron de Yamena, la capital de Chad, tras el ataque rebelde de febrero pasado.
Muchos son aún los lugares de África que siguen siendo escenario de éxodos masivos de la población. Darfur, el norte de Uganda, el este de la República Democrática de Congo, por citar solamente algunos, siguen siendo lugares “no aptos” para vivir, en los que la población se ve obligada a dejarlo todo para salvar su vida esperando poder regresar algún día.
A pesar de todo ello, hay signos de esperanza. En muchos lugares, los refugiados y desplazados están regresando a sus hogares; y ése es el mejor signo de que el conflicto ya es historia pasada. No hace mucho, varios misioneros que trabajan en Angola mostraban su alegría al constatar que mucha gente estaba reconstruyendo sus casas con ladrillos “cocidos”. Es señal, decían, de que se sienten confiados y que la paz ha vuelto. También en el norte de Uganda, muchos de los que se vieron obligados a huir para salvarse de las masacres del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) están regresando y tratando de rehacer sus vidas.
Uno de los mayores puntos de esperanza en este sentido lo constituye hoy Liberia. Gracias al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), miles de liberianos que tuvieron que abandonar sus hogares y refugiarse en los países vecinos han podido regresar a sus casas y comenzar una nueva vida. Este año concluye la misión del JRS en Liberia, misión que se inició en 2003, cuando acabó una de las guerras más crueles del continente africano. Durante los cinco últimos años, el JRS caminó, vivió y trabajó al lado de los refugiados y desplazados liberianos, ayudándoles a reconstruir casas, escuelas y dispensarios. Es la alegría de volver a empezar.
Ojalá que las palabras expresadas por Aimé Césaire, padre de la negritud recientemente fallecido y a quien queremos rendir un sentido homenaje, puedan hacerse realidad: “Ahora más que nunca, necesitamos enderezar la imagen de África. Que nunca más esta África aparezca como tierra de desgracias”.