Enrique y sus dos Palomas
Con el nacimiento de su hija Paloma en Madrid, tuvimos la ocasión de charlar con Enrique Ponce, quien dedicó a Fundación Juan Bonal unas palabras cariñosas que recogemos en esta entrevista.
Enrique ¿Qué significa para ti el nacimiento de esta niña?
Es algo que hasta que no te pasa no sabes realmente lo que es. Ser padre es una gran responsabilidad, no solo es decir “ya soy padre”, lo que realmente significa es un reto, de educación, de responsabilidad, algo para toda la vida. No cabe duda que el nacimiento de Paloma ha sido el momento más especial de mi vida. Es lo máximo, como te digo es algo que hasta que no te ocurre no se entiende bien. Es de esas cosas en la vida que para poder entenderlo en su magnitud tienes que vivirlo.
La adrenalina que dejas en una tarde de toreo, ¿Es comparable al nacimiento de una niña?
Son cosas distintas, yo estuve en el parto y por desgracia familiar te resulta un quirófano, por desgracia, y el momento de todo lo que se vive allí. Para mí no era algo nuevo, no era yo quién estaba en la camilla de operaciones pero es algo que te es familiar. Esto forma parte de la vida del toreo. Para mí no fue algo que me sintiera extraño. Sabía prácticamente todo lo que iban a hacer. En ese sentido es lo más parecido a lo que nosotros hemos vivido pero luego no tiene nada que ver con lo que es el nacimiento de tu hija, lo que sientes en ese momento, no tiene nada que ver… ni te acuerdas que has toreado en tu vida. Es un sentimiento totalmente distinto, mucho más especial.
Ayer leí en la prensa que dos Palomas van a conseguir retirarte del toreo.
No, bueno, creo que no es que sean mis dos Palomas, creo que eso lo hará el tiempo que llevo, casi 20 años de matador de toros, toreando mucho y a un nivel altísimo. He toreado cerca de 1900 corridas de toros en mi vida y tarde o temprano tiene que llegar el momento. Hemos preferido que el nacimiento de nuestra hija sea más o menos, cuando toreo menos, estoy muy consolidado en mi profesión y era un momento que pensábamos los dos que era mejor ahora que hace 7 ó 8 años. Yo tenía todo por delante y era más complicado, sobre todo para mi combinar eso con mi profesión al nivel que estaba toreando. Ahora es mucho más gratificante el poder torear durante este mes, por ejemplo, he podido dejar unas cuantas ferias que tenía y podía tener y las dejé para poder estar aquí, en estos momentos en el nacimiento y después. No cabe duda que también con la llegada de la niña me irá tirando más a torear menos para poder estar más tiempo con las dos Palomas. Es algo más o menos planteado el torear menos, quizá 60 corridas. No es mucho acostumbrado a torear 100. El año que viene Dios dirá.
Las Hermanas de Santa Ana tienen aproximadamente 300 misiones por todo el mundo. Atienden a niños bajo un objetivo de escolarización con lo que ello conlleva. ¿Qué opinas de esta situación en el mundo cuando se habla de hambre cero y objetivos del milenio?
Pienso que es uno de los problemas graves que tiene la humanidad. Esto va más allá de nuestra frontera. Aquí pocos niños pasan hambre, los habrá porque hay de todo pero hay países en los que sus niños pasan hambre de verdad. Es un problema que tenemos toda la sociedad, sino para poder erradicarlo porque posiblemente sea muy difícil, si intentar ayudar lo que podamos y en ese sentido ser conscientes y sentirse a gusto con lo que uno hace y que unos cuantos niños no pasen hambre por mí, en la medida en que cada uno pueda, es una labor complicada pero si pensáramos que cada uno de los ciudadanos de Europa nos concienciáramos y diríamos “Vamos a ayudar” yo creo que se ayudaría mucho y hasta sobraría. Creo que el camino es tratar de inculcar a la sociedad que este problema es latente y ahí está. Existe y es un problema grave y cuando voy a países en desarrollo, por ejemplo de Latinoamérica y lo ves y lo notas, ves problemas serios donde realmente esto es muy grave.
¿Qué dirías a todos los colaboradores de la Fundación?
Muchas veces la gente no quiere ver más allá porque piensa que a donde irá, o si realmente esa ayuda que uno puede aportar llega a su destino. Esto normalmente se lo pregunta la gente y yo les diría que lo más bonito es que uno esté tranquilo con uno mismo y que uno ayudando incluso te ayudas a ti mismo. Si lo piensas esa ayuda que das te da conciencia mayor, tranquilidad de espíritu. Esa ayuda llega y no va a erradicar el problema pero no cabe duda que esa ayuda que cada uno damos llega a una serie de niños y que les aporta la felicidad y es la que uno tiene que sentir en el momento de ayudar.
Gracias Enrique, en nombre de todos los padrinos y colaboradores de la Fundación Juan Bonal te deseamos mucha suerte en tu profesión y mucha felicidad junto a tus dos Palomas.
Enrique Ponce
Torero