Un mundo sostenible en lo colectivo.
1.- D. Pedro, se le ha conocido en diversos cargos de la Administración, y de su sensibilidad y solidaridad ¿cual es su misión como Director General de Inmigración y Cooperación al Desarrollo?
La Dirección General de Inmigración y Cooperación, compuesta por un equipo de 15 personas dividido en dos servicios, tiene como tarea coordinar la actividad del Gobierno de Aragón en ambas cuestiones.Para ello, al inicio de la legislatura, se elaboraron los dos Planes Directores: el de Cooperación para el Desarrollo y el Plan de Convivencia Intercultural.
Ambos planes marcan los objetivos y las actividades a desarrollar por cada Departamento del Gobierno de Aragón para facilitar la integración y convivencia de inmigrantes y autóctonos, así como para administrar el Fondo de Solidaridad del Gobierno de Aragón y priorizar sus actuaciones.
En resumen, proponemos la política en integración de inmigrantes y autóctonos, así como en solidaridad con los países en desarrollo del Gobierno de Aragón. Si las propuestas se aceptan por las Cortes de Aragón, se convierten en las prioridades que marcan tanto la actividad del Gobierno, como las líneas principales de subvención a las ONGs que trabajan en estos ámbitos.
2.- En estos momentos de Crisis ¿cuales son los mayores problemas con los que se enfrenta en este sector tan importante?
El problema fundamental, en el ámbito de la inmigración, es el desempleo. Este afecta a la población inmigrante dos veces más (25%) que a la población autóctona (12%). En segundo lugar, nos preocupa que esta situación lleve consigo un rechazo o culpabilización de los inmigrantes, cuando son las primeras víctimas de la crisis y han contribuido, y lo siguen haciendo, a nuestro bienestar.
En el ámbito de la cooperación, el problema es cómo acabar con la pobreza (objetivos del milenio) y cómo hacer más eficaz nuestra cooperación. No es sólo una cuestión de presupuesto (aunque éste es importante), tenemos que ser capaces de mejorar la gestión de los proyectos e intensificar su impacto.
3.- En la inauguración de la Exposición sobre Papua, Nueva Guinea, el color de la sonrisa, nos dirigió unas palabras que reflejan una realidad con las que estamos totalmente de acuerdo. ¿Nos podría resumir los puntos sobre los que disertó?
Solo a grandes líneas y, a partir del visionado del vídeo y la exposición, creo recordar que abordé cómo la solidaridad entre personas, entre instituciones y entre pueblos es la única forma de construir una vida que tenga sentido, en lo individual; un mundo que sea sostenible, en lo colectivo.
La experiencia de las religiosas y cooperantes en los proyectos de Papúa-Nueva Guinea, la mejora y las expectativas en las personas, jóvenes y adultas, atendidas… no es sólo el color de una sonrisa, es la prueba de que la cooperación, el esfuerzo aquí de tantas personas voluntarias, tiene sentido.
4.- ¿Como le gustaría poder conseguir un mundo más solidario?
Creo que es preciso caminar hacia una cultura de la austeridad en el uso de los recursos naturales y materiales por parte de los países desarrollados. Sólo así, podrán los países en desarrollo acceder a los bienes necesarios para mejorar su situación.
Creo que es necesario poner en la agenda política (que es la de los políticos, pero también la de sus votantes, no lo olvidemos), la lucha contra la pobreza, el desarrollo y la justicia universal.
Creo que sólo será posible cuando nos demos cuenta de que la supervivencia del planeta, del bienestar y de la justicia sólo es posible si esta justicia y bienestar abarca a todas las mujeres y hombres del mundo, no sólo a una tercera parte.
5.- ¿Que tema relacionado con la infancia le preocupa más?
El acceso a la educación. Si consiguiéramos que todas las niñas (y las pongo primero, porque sufren una gran discriminación en esta cuestión) y niños del mundo asistan a clase varias horas diariamente, no sólo les garantizaremos educación y expectativas de futuro, también tendrán acceso a agua potable, a atención sanitaria y a alimentación.
No olvidemos que, en muchas zonas del mundo, en torno a la escuela se prestan todos los servicios básicos que hacen posible crecer y desarrollarse, física y humanamente.
6.- ¿Cómo cree que hay que formar y cuidar a los niños para conseguir una buena sociedad futura?
Si nos centramos en los países, supuestamente, desarrollados, creo que la escuela lo está haciendo razonablemente bien. El problema está fuera del ámbito escolar, en casa, en los medios de comunicación, en el vecindario y la calle… ¿qué perciben los chavales? ¿cuáles son las prioridades que mueven a sus padres, a los adultos con los que conviven o a las gentes “importantes y famosas” que ven en los medios de comunicación?
Creo que hay que formar a los chavales en el pensamiento crítico para manejarse en una sociedad cada vez más mal-informada porque está sobre-informada.
Creo que hay que formarles en inteligencia emocional, es decir, despiertos, listos, pero también capaces de amar y comprometerse.
En definitiva, habría que intentar ayudarles con la educación (insisto no sólo en la escuela, ni siquiera prioritariamente en la escuela) para que sean capaces de decidir con libertad y capaces de abrir sus propias vías de compromiso y de sentido.
7.- ¿Qué debemos sembrar para recoger buena cosecha?
Freud decía que una persona adulta es aquélla que es capaz de amar y trabajar. Si queremos personas adultas, habrá que sembrar eso: amor y capacidad de servicio, de trabajo, de compromiso afectivo y operativo con y por los demás.
8.- En su opinión, ¿vamos por el buen camino?
En unas cosas sí, en otras… quizás no tanto. Hemos mejorado de manera espectacular en información, conocimientos, técnicas, herramientas… Nuestras sociedades desarrolladas funcionan con gran eficacia, en algunos aspectos, pero tal vez hemos pagado un precio demasiado alto en comunicación, en relación, en tiempo “liberado”, en tiempo que podemos dedicar (o “perder” como dirían los neoliberales) a los demás, empezando por los más próximos.
9.-Como persona comprometida, ¿que puede decirnos de la solidaridad?
Creo que la solidaridad es el cimiento, el sustrato, de ese “otro mundo es posible” por el que pelean, peleamos, millones de personas.
Pero, además, creo que solo “ese otro mundo”, construido desde la solidaridad, desde la interconexión, desde la apuesta por la inclusión y la justicia universal… sólo “ese otro mundo” es posible. O dicho de otro modo, solo “ese” mundo es posible en el futuro.
Ya sé que mucha gente cree que ese mundo es un sueño, es una utopía, está lejos de la realidad económica, social y política… Pero, cada semana, cada mes… tenemos un ejemplo nuevo de esa interconexión de todos con todos…
La crisis financiera por falta de controles y de ética financiera en el uso y movimiento de los capitales; la movilidad de virus y patologías que asustan al mundo desarrollado de cuando en cuando; las cenizas del volcán islandés…
Todo nos recuerda que vivimos en una “aldea global” y no sólo porque vemos las televisiones del resto del mundo, sino porque viven a nuestro lado vecinos de medio mundo y porque el efecto de nuestro desarrollo insostenible comienza a tener impacto entre nosotros, ya no son sólo catástrofes en el “tercer mundo”…De ahí que crecer en solidaridad, educar para la solidaridad… no sea sólo un imperativo ético, es también una necesidad política y estratégica.
10.- ¿Aragón es comunidad solidaria?
Aragón tiene un porcentaje muy alto de organizaciones y asociaciones voluntarias de todo tipo. Desde las actividades deportivas (que mueven a miles de niños y jóvenes) hasta las de acción social, cada día, cada semana, en Aragón se ofrecen miles de horas de atención, apoyo, cuidado y de compromiso.
En cuanto se refiere a volcarse en ayuda humanitaria cuando se produce alguna catástrofe (por ejemplo, ante el reciente terremoto en Haití), a participar y apoyar acciones y programas solidarios, a colaborar voluntariamente en actividades… creo que damos una nota alta.
Pero no es suficiente. Tenemos la obligación de mantener y crecer en esta actitud comprometida con la solidaridad. Insisto en que se trata de dar oportunidad a todo el mundo para “disfrutar del privilegio” de ser solidario. Muchas veces se considera la solidaridad como un esfuerzo, una obligación, asumir una carga… Y es todo lo contrario. Es abrir ventanas a la realidad, ampliar el conocimiento y la sensibilidad, incrementar las posibilidades de disfrutar con la diversidad…
De ahí que, aumentar el número y la intensidad de voluntarias y voluntarios en tareas solidarias, sea una tarea esencial, tanto las administraciones, apoyando financiera y técnicamente, como las personas y colectivos, implicándose y sensibilizando a sus próximos.
11.- ¿Que argumentos utilizaría para convencer a una gran audiencia para colaborar con la Fundación Juan Bonal.? ¿Cuáles le convencen a Vd.?
No creo que la Fundación Juan Bonal necesite de mi apoyo para “impactar” en un público.
Basta con ver alguno de los vídeos y fotografías de los proyectos que desarrolláis. Basta con oir los testimonios de las alumnas y alumnos, de las personas líderes en las comunidades campesinas con las que la Fundación trabaja…
Esa es vuestra fuerza. Ahí está vuestra legitimidad y, además, tenéis el “currículo” añadido de las religiosas que iniciaron este movimiento solidario, con más de dos siglos de trabajo y vida junto a las personas vulnerables y excluidas.
Alguien importante de hace mucho tiempo decía que el amor hay que ponerlo más en obras que en palabras. No creo que sean necesarias mis palabras, a la vista de tanto trabajo, de tanto dolor compartido, de tanta esperanza sembrada.
12.- ¿Nos puede contar alguna experiencia personal relacionada con la solidaridad?
Muchas y siempre con un elemento común: fui a ayudar y me enseñaron, me reconciliaron, me animaron, me dieron apoyo y sentido, me… Siempre que uno va con cierta apertura de mente y corazón… “a ayudar”, son los otros, los supuestamente ayudados, quienes le dan la vuelta a nuestro trabajo, a nuestra experiencia, como a un calcetín y nos “vuelven la oración por pasiva”. Como ejemplo,
Hace veinte años pasé un verano en el barrio El Agustino de Lima (Perú). Había ido a organizar un equipo que trabajara en prevención y atención a drogodependientes allí. A la semana de llegar, el entonces Presidente Fujimori decretó una devaluación brutal y el plan de drogodependencias se vino abajo porque la prioridad era conseguir alimentos y medicinas para los enfermos crónicos.
Me quedé colaborando, pero al final de mi estancia me sentí bastante inútil e insatisfecho. Cuando me despedí todos valoraron muy positivamente mi presencia allí y estaban contentos de mi trabajo, menos yo. Me dieron una buena lección sobre cooperación, sobre eficacia de la ayuda y sobre… quién protagoniza el desarrollo del otro.
Suerte y buen trabajo allá donde estéis o en los proyectos en que colaboréis.
Pedro Coduras Marcén
Gobierno de Aragón
Muchas gracias por sus buenos deseos, su atención y tiempo
Pedro Coduras Marcen
Director General de Inmigración y Cooperación para el Desarrollo del Gobierno de Aragón.