Hermana
Así son el corazón y las manos de Fundación Juan Bonal en el tercer mundo. Conocemos de cerca a la Hermana Aurora Picado, misionera en Rwanda.
¿Hay mucha diferencia entre tu país de origen y el que ahora acoge el centro en el que trabajas? ¿En qué aspectos notas un cambio cultural?
Por supuesto que sí hay diferencias. Cuando pisas por primera vez este país llamado “de las mil colinas” por su terreno montañoso, con colinas que se elevan y descienden como un mar de olas a lo largo y ancho de todo el país, creando un paisaje maravilloso, siempre verde, te sorprenden.
La pobreza que se palpa en las colinas, la cantidad de gente que va y viene por los caminos, cargando sobre sus cabezas grandes pesos, la multitud de niños que aparecen por doquier, el terreno dividido en multitud de pequeñas parcelas primorosamente trabajadas y delimitadas, junto a grandes terrenos de té explotado por compañías extranjeras, la falta de animales de carga y de aperos de labranza (sólo la azada y el machete, son sus útiles de trabajo), la forma de vestir de las mujeres, etc...
También sorprenden ciertas costumbres o creencias que imposibilitan el avance como, por ejemplo, la creencia en el demonio que se encarna en ciertas personas a las que se les considera las causantes de todos los males que los demás padecen, la fe en hechiceros y curanderos a los que llevan los enfermos para que les curen a base de rezos y exorcismos, dando origen a muchas muertes innecesarias.
Llevo 7 años en Rwanda, y la verdad es que es un país en proceso de cambio que se hace más patente en las ciudades que en las colinas, pero se van notando cambios significativos en todo el país.
¿Te resultó difícil integrarte en la comunidad? ¿Te costó sentirte cómoda en el entorno local?
No, no me costó. Desde el principio, me encontré cómoda y bien en la Comunidad, que me acogió con afecto y en donde he vivido momentos muy felices. Lo mismo puedo decir del entorno. La gente es buena y hospitalaria, y desde el primer momento me sentí acogida y como una más entre ellos.
¿Cuál es la misión del centro en el que desempeñas tu labor? ¿A qué necesidades da respuesta?
Nuestra misión es la atención a las personas más pobres y necesitadas, en los campos de la Sanidad, Formación y Acción Social.
La tarea que realizamos en Kivumu se desarrolla en el Centro de Salud, en el que se atiende, en consulta diaria, a los enfermos de Kivumu y todo el entorno. También, debido a que el Hospital se encuentra alejado y los medios para trasladar a los enfermos son precarios, hay hospitalización (un total de 61 camas, incluida una Maternidad, siempre llena). Aquí se les atiende hasta su curación, y a los casos mas urgentes se les lleva al Hospital .
En el Centro también hay departamento de atención a los enfermos del Sida. Un total de 743 personas: niños, jóvenes y mayores son atendidos. Una vez a la semana, y por
grupos, pasan por el Centro, en donde se les hace un control de su estado y se les proporciona la medicación. Se aprovecha ese día para darles información y formación a través de charlas, videos, etc.
También prestamos atención a los enfermos mentales, muy numerosos en esta colina.Se está consiguiendo, gracias a la revisión mensual y a la medicación, que se les proporciona gratis, que los 140 enfermos consigan llevar una vida casi normal.
En el Centro Nutricional, por donde pasan todos los niños de Kivumu para la vacunaciones y una revisión de peso, talla y estado general, se atiende a los niños diagnosticados de desnutrición. Si es necesario, se les hospitaliza y luego siguen un proceso de recuperación, junto a otros niños desnutridos, pero que no han necesitado ser hospitalizados. Cada viernes, pasan el día en el Centro, en donde tienen una revisión de su estado, desayunan y comen, y al final se les da una alimentación adecuada que llevan a casa para toda la semana.
El ambiente en que se vive ese día es de colaboración, ya que las madres ayudan en la preparación de la comida, en la limpieza y en el comedor. También trabajan en el huerto que proporciona verdura para la alimentación de los niños. Ese día, las madres reciben una formación a través de charlas sobre educación, higiene, salud de los niños y cómo preparar una alimentación equilibrada con los medios que tienen.
Existe también un Foyer de formación y promoción de jóvenes, en donde unas 45 chicas pobres y sin posibilidad de estudiar, por falta de medios, reciben formación, comida diaria y clases de costura para tener un futuro digno. Creemos que es importante la formación, para que puedan ir desapareciendo costumbres arraigadas que no favorecen el desarrollo de la población. Por eso se insiste mucho, a parte de su preparación como profesionales en Corte y Confección, en una formación que les capacite para ir introduciendo en su ambiente otros valores importantes.
El grupo de apadrinados es otra tarea en la que nos volcamos, para intentar que todos los niños, especialmente los más pobres, puedan acceder a la escuela, proporcionándoles todo lo que necesitan: material escolar, uniforme... Se intenta que todos terminen sus estudios de Primaria y Secundaria, cosa que no siempre se consigue. Algunos los abandonan por embarazos prematuros o porque lo que les interesa es tener dinero ya, cosa que los estudios nos les dan, de momento.
Por otra parte, también se da respuesta a la gente que cada día llega con problemas de todo tipo. Hambrientos, abuelas con nietos a su cargo y sin posibilidades, pobres, personas sin casa, sin Mutua que les permita acudir al médico (que es casi gratis), jóvenes sin medios para continuar sus estudios, etc...
¿Cuáles son las dificultades a las que te enfrentas cada día?
La primera dificultad, yo diría el idioma. El Kiyiarwanda es difícil, y esto dificulta poder entenderte con la gente y ser autónoma en el trabajo. Otra dificultad es no poder solucionar o aliviar todas las necesidades que se presentan
cada día, por falta de medios.
¿Cuál crees que sería la forma de abordar los problemas que tenéis? ¿Cuál es tu visión acerca de lo que falta para encontrar soluciones?
Pienso que lo bueno sería poder dar a cada uno la caña y no el pescado, poder crear trabajo, acabar con ciertas costumbres y formas de ver la vida que no favorecen, sino que dificultan, el desarrollo de la población. Educar en valores familiares y control de natalidad.
¿Cuál ha sido para ti el día más feliz desde que estás en el centro?
No sabría decir cuál ha sido ese día. Cada día tiene sus alegrías y sus penas.
Son cosas pequeñas las que a mí me han proporcionado un gran alegría, y es cuando ves una sonrisa llena de gratitud y esperanza en personas que han llegado temerosas, rotas con algún problema y se les ha dado un respuesta positiva, cuando ves a un niño tullido y que gracias a una operación que hemos propiciado camina feliz, cuando un chico huérfano y sin recursos termina sus estudios y regresa para decirte "gracias".
Es la alegría que ellos reflejan, lo que me hace sentir feliz.
¿Crees que el apadrinamiento y la colaboración son importantes? ¿Qué suponen para la comunidad las figuras del padrino y el colaborador?
Por supuesto. No sólo son importantes, sino necesarias. ¿Cómo podrían estudiar los casi 40 jóvenes que están haciendo Secundaria y las 45 chicas que se forman y comen en el Foyer cada día? ¿Cómo poder dar el desayuno a los enfermos hospitalizados en el Centro de Salud, atender a niños desnutridos y tantos que buscan ayuda, etc.?
Lo suponen todo. Compañeros en el trabajo que estamos realizando, un rayo de esperanza que nos mantiene en nuestra misión, apoyo físico y moral.
Cada vez que llega la notificación de dinero nos sentimos aliviadas y seguras de poder seguir dando respuesta a las muchas necesidades que cada día se nos presentan.
¿Crees que el primer mundo está suficientemente sensibilizado y concienciado con la realidad del país en el que desempeñas tu labor?
Creo más bien que el primer mundo está centrado en sus problemas y en sus intereses. Es cierto que llegan algunas ayudas de ONGs y otras instituciones muy valiosas, y también algunos países mandan ayudas, pero ¿cuál es el móvil de estas ayudas?, ¿sensibilización hacia los países pobres o más bien intereses políticos o económicos a cambio de ventajas que pueden recibir del país al que dan ayuda?
¿Cuál sería tu mensaje para nosotros?
Un mensaje de ánimo para seguir en la labor que estáis haciendo, de animación para conseguir nuevos colaboradores. Un mensaje de gratitud por vuestro acompañamiento y preocupación por nuestros problemas.
Un mensaje también de gratitud y cariño, a los miles de personas que están haciendo posible nuestra misión, ya que sin su ayuda poco podríamos hacer. Os necesitamos. No os canséis. Gracias.
Hermana Aurora Picado
Hermana de la Caridad de Santa Ana