Conflictos Olvidados (R.D. Congo)
“Desde Fundación Juan Bonal, gestionamos todos los centros de la orden aragonesa de las Hermanas de Santa Ana en los cinco continentes. Las hermanas nos transmiten cuáles son las necesidades de la zona y qué tipo de proyectos quieren llevar a cabo. Nosotros nos encargamos de encontrar los recursos para hacerlos realidad”.
“Las Hermanas de Santa Ana se instalaron en el Congo en 1999. En la localidad de Mukila, a 300 kilómetros de Kinshasa, al sudoeste del país, gestionan un centro de salud, un centro nutricional y diferentes escuelas. Las primeras en llegar fueron la hermana Rosa y la hermana Sagrario, que fueron secuestradas en Ruanda y liberadas tras varios días de cautiverio con la condición de que abandonasen inmediatamente el país. Sin embargo, no quisieron regresar a España y contestaron a la petición de ayuda del Obispo congolés de Popokabaka para que ayudasen en esta zona del país”.
“Cuando la hermanas llegaron a Mukila, el panorama era desolador: infraestructuras derruidas, servicios abandonados.… La pobreza es tremenda. Ni siquiera hay chabolas o basura. No hay de nada. Pero la gente es feliz. Sus viviendas son de bambú, con techos de paja y las familias trabajan en el campo con agricultura de subsistencia. También hay pequeños mercados, donde se intercambia el alimento principal, la mandioca, por otras materias, como el maíz”.
“En estos años, las hermanas han llevado a cabo trabajos de canalización de agua. También han instalado paneles solares, que alimentan la energía del hospital y las escuelas. Además, han formado a la población para que sea capaz de construir a su vez estas instalaciones eléctricas o puedan repararlas si se averían. En el centro de salud se atienden consultas, campañas de vacunación y operaciones sencillas. Además, deben ganarse la confianza de la población, que vive influida por la magia y la brujería y no tiene confianza en la medicina. Las hermanas han tenido que convencer a las mujeres de la zona para que acudan al hospital cuando dan a luz”.
“Las hermanas también han construido un edificio para enfermos internos, así como un nuevo centro nutricional, que atiende diariamente a 60 niños con problemas de desnutrición y que ha sido equipado por el Ayuntamiento de Zaragoza. Además, se trabaja en la construcción de un internado para el Instituto Kathongo, en el que colabora el Gobierno de Aragón”.
“Desde Fundación Juan Bonal llevamos a cabo proyectos de apadrinamiento en todo el mundo. También en el Congo. Estos proyectos están enfocados hacia la educación del niño y todo el dinero que envían los padrinos se dedica para su ropa, libros, desplazamiento y manutención. El apadrinamiento da a estos niños la oportunidad de acceder a los estudios y, si el expediente es positivo, la Fundación puede gestionar becas para que continúen una formación universitaria. Como contrapartida, el niño escribe a su padrino y le cuenta cómo es su día a día. Viven esta correspondencia con mucha ilusión”.
“Las hermanas viven ajenas a los conflictos. Ellas llevan a cabo cada jornada su “guerra diaria”, que consiste en atender las necesidades de la población siete días a la semana, sin vacaciones ni descanso. Y si llegase a estallar un conflicto, ellas continuarían en la zona. Nunca se marcharían”.
José Carlos Navarro
Responsable de Proyectos de Fundación Juan Bonal