Isla Marajó no da para camuflar
Su trayectoria como voluntaria
Con la mayoría de edad, además de empezar la Universidad, empezó a colaborar como voluntaria. El primer contacto lo tuvo con Cáritas cuando vivía en Tauste, pero al trasladarse a vivir a Zaragoza cambió de Asociación, en la elección de esa ONG influyó una Hermana de la Caridad de Santa Ana. Así que los años de la Universidad los compaginó con Proyecto Hombre (programa del Centro de Solidaridad de Zaragoza), ella cuenta que colaborar con ellos fue la mejor escuela para aprender sobre solidaridad, superación, retos, y vida. Después de terminar Filología Hispánica la casualidad le hizo conocer otro centro donde necesitaban voluntarios para dar clases de español a inmigrantes, OSCUS, al poco tiempo esa actividad se convirtió en su trabajo, pero sin perder la perspectiva de todo lo que los voluntarios aportan, y quería seguir siendo voluntaria. Así que en su recorrido vital se topó, y esta vez gracias a un amigo, con el Voluntariado Misionero de Santa Ana, y al tiempo también decidió en lo profesional dar el salto para trabajar en Institutos de Educación Secundaria, enseñar a adolescentes es todo un reto para ella.
Ha visitado como voluntaria las misiones que las Hermanas tienen en Guinea Ecuatorial (Mbini y Bata), Costa Rica (Barranca y Amubri) y Brasil (Breves y Anajás). Vuelven a ser otra escuela de vida, porque su curiosidad no conoce fronteras.
1.- ¿Qué te impulsó a ir a Brasil?
Pertenezco al Voluntariado Misionero de Santa Ana (VMSA) y cuando las circunstancias me lo permiten me gusta colaborar en algún lugar fuera de Zaragoza donde las Hermanas trabajan. Me dejé recomendar por Hermana Elvira, que siempre ha acertado, y allá fui. Esta vez tocaba Brasil. Tengo que añadir que una vez que me dicen el lugar la ilusión se me apodera.
2.- Como Brasil es muy grande, exactamente ¿dónde están y cómo son los lugares y la gente donde has estado?
Utilizando la expresión de María, mi compañera de viaje, hay que decir que "la vuelta al mundo" nos llevó de Zaragoza a Madrid y de Madrid a Río de Janeiro. Allí nos pusimos en manos de la Madre Rafols para no perder el vuelo de Río a Belem. Tras un descanso en esta ciudad cogimos el primer barco que nos llevó por uno de los brazos donde desemboca el Amazonas hasta Breves. Y después continuó la aventura hasta Anajás, gracias a otro viaje en barco atravesando ríos. Los lugares mencionados están en la Isla de Marajó en el norte de Brasil, un archipiélago donde vive una gente encantadora, la globalización les llega a través de la televisión, pero no siempre traspasa la pantalla.
3.- ¿Qué es lo que más te impresionó?
Lo que más me impresionó es la cantidad de hijos que tienen las mujeres, y en ocasiones chicas. Muchas veces son ellas solas las que se tienen que hacer cargo de sus hijos. Había muchos niños, por eso las Hermanas tienen un cantiño (casa de los niños) donde los niños acuden a jugar y a recibir su merienda. Me sorprendió también el buen comportamiento y la buena educación que mantenían los niños que acudían, incluso que niños muy pequeños comieran solos. Recuerdo que Concepción en Anajás lograba silencio en cinco segundos, y había 160 niños. Y la Hna. Yulis en Breves hacía maravillas para entretener a veces a más de 200 niños.
4.- Si alguien te dice que no es necesario irse hasta Brasil "para hacer algo", ¿qué le contestarías?
Que yendo allí tienes la suerte de conocer la realidad, es cierto que para ayudar también se necesita dinero, y eso se puede mandar desde aquí, pero eso es solo lo material. La realidad es que las Hnas. Yulis, Alba, Mª do Carmo, Yarlenys, la novicia Vaniulma, las postulantes Ivane y Nete, y Marieta tienen allí mucho trabajo. Trabajar con personas que viven la acogida y la hospitalidad plenamente te enseña cosas que nunca te enseñará el dinero. Le contestaría que soy egoísta y que quiero conocer otra forma de vivir menos material.
5.- Cuéntanos algo que sea muy diferente en la vida de allí de la de aquí, en un día cualquiera
El horario, se hace de día muy pronto y oscurece también muy pronto, eso hace que tus actividades se adapten a las horas de sol. Allí resulta muy práctica una linterna. Y si lo comparo con Zaragoza, lo diferente es estar rodeada de naturaleza y ver llover todos los días.
6.- Resume en pocas palabras lo que viste allí
Vi a muchos, muchos niños, jugar y sonreír. Vi pobreza, pero también alegría. Vi naturaleza salvaje... y mucha agua. Y vi atardeceres impresionantes.
7.- ¿Harías alguna recomendación a quien te dijese que se marchaba al mismo lugar?
Sobre todo que fuese con interés de aprender, con paciencia y comprensión para hacer, y sobre todo con muchas ganas de escuchar, callar y contemplar. Todo ello para disfrutar del momento.
8.- ¿Qué crees después de haber estado allí que podría hacerse desde España?
Ayudar en su desarrollo, no pensar en la explotación sino en la colaboración y creer en sus posibilidades sin ningún prejuicio. Se necesita dinero pero también manos, es decir, personas que crean en ellos y les ayuden en su día a día, es un proceso largo.
9.- ¿De qué anécdota, día o momento crees que no te vas a olvidar?
De la Hna. Alba buscando por la cocina de la casa de Anajás a un ratón y a un camaleón que se habían colado sin invitación, ésta sería la anécdota. El momento para el recuerdo, aquel en el que comí por primera vez açaí en casa de los Padres... y me gustó mucho, a pesar de mis prejuicios, porque aprendí a deshacerme de ellos. Se vive todo tan intensamente que es difícil olvidar... por supuesto que no olvidaré a la gente, no olvidaré a Everaldo, ni a las Hermanas, ni a los que con ellas trabajan. Será muy difícil olvidar... porque todos (es imposible nombrarlos a todos) han sido geniales con María y conmigo.
No puedo terminar de contar mi experiencia sin agradecer infinitamente y de todo corazón a quienes la han hecho posible. Obrigada a las Hermanas de aquí que han gestionado mi estancia, y obrigada a las Hermanas de allí que me han abierto la puerta de su casa, y también de su corazón, y han hecho que mi estancia sea inolvidable, han logrado que me sintiera como en mi casa.
OBRIGADA
Maite Ansó
Maite Ansó Vela
Profesora de Educación Secundaria