¿Cómo recibiste la noticia de tu apadrinamiento?
Yo vivía en Nicaragua, y estudiaba en el Colegio San Antonio de Ciudad Darío. Allí, las Hermanas atienden y cuidan de los pequeños. Yo he sido siempre muy aplicada en los estudios, y quería estudiar mucho, pero no sabía hasta cuándo podría hacerlo. Yo tenía 8 años cuando me dieron la noticia. Recuerdo que me alegré mucho, me emocioné pensando que la vida me regalaba una gran oportunidad. Me hicieron una foto para enviársela a mi padrino en España. Recuerdo que me sentí bendecida, elegida para algo tan bueno. Con el tiempo, me he sentido así muchas veces, porque nadie de mi entorno recibió una ayuda como ésta. Era una bendición de Dios, mi padrino se convirtió en un ángel en mi vida.

¿Qué relación has mantenido con tus padrinos?
Hablo a menudo con él por teléfono, y ahora he venido a España para conocerlo en persona por primera vez. Ha sido muy emocionante. También recuerdo la voz de mi madrina, que falleció hace 8 años; era muy dulce. Para mí, mi padrino ha sido una motivación constante, mi sueño era conocerlo en persona y ahora he podido cumplir ese sueño. Los dos estamos muy felices.

Has terminado tus estudios de Farmacia, ¿cómo ha sido este proceso? 
Yo no creí que pudiera tener la oportunidad de estudiar para un título. Me parecía muy caro y estaba fuera de mis posibilidades. Pero mi padrino quiso seguir ayudándome cuando terminé la educación secundaria, para que pudiese continuar estudiando. De no haber sido así, hubiera tenido que buscar un trabajo y estudiar los fines de semana. Terminé los estudios hace 3 años, y dediqué mi título a mi padre y a mi padrino, con todo el cariño y agradecimiento.

¿Cuáles son tus planes para el futuro?
Quiero volver a Nicaragua y ejercer allí mi profesión. Mi deseo es ser Regente de Farmacia. Además, en el futuro quiero tener un hijo, y le contaré mi historia, y cómo fui bendecida gracias a la solidaridad de mi padrino.

Yendry Zulay
Farmacia